El musculo puede considerarse un motor complejo cuya capacidad de trabajo depende de la disponibilidad de energía. Esta energía adopta diversas formas: química, eléctrica, electromagnética, térmica, mecánica y nuclear. Entre el 60 y el 70% de la energía corporal humana se degrada en forma de calor. El resto es utilizado para realizar trabajos mecánicos y actividades celulares. El ser humano obtiene energía a partir de principios inmediatos, como los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. Los carbohidratos y las proteínas proveen de 4kcal/g, mientras que las grasas proporcionan 9kcal/g. Esta energía derivada de los alimentos es almacenada en compuestos de alta energía, que se denominan trifosfato de adenosina (ATP).
El musculo utiliza diferentes combustibles y consigue regenerar por si mismo algunos de ellos. La evaluación de su actividad es bastante complicada y requiere un conocimiento amplio y detallado de cada fuente de energía, de su duración y de la participación de cada una de ellos.
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